
Meditar: ya saben que soy fan del entrenamiento del cuerpo, del movimiento como filosofía de vida. Pero entrenar la conciencia durante algunos minutos al día es igual de importante y marca la diferencia en la manera en la que percibimos el mundo. Meditar puede hacer que pasemos del sufrimiento a la paz. De la ansiedad a la calma. Del caos a la creación.
Hacer ejercicio: vida es igual a movimiento. Si antes del covid 19, entrenar era importante, hoy que nuestros pasos se reducen a unos pocos metros cuadrados, entrenar es vital. Bailar, saltar el lazo o hacer las rutinas que nuestros deportistas favoritos suben a sus redes sociales, se convierte en la actividad salvavidas de nuestra energía y nuestra salud.
Comer bien: comer bien para sentirnos bien, para vernos bien, para amarnos, para nutrir el cuerpo con la fuente vital, para vibrar alto, para mantener la fuerza, para pensar bien, para vivir bien.
Dormir bien: ¿cuántos por acá durmiéndose a las 3 de la mañana? Cuidar el sueño es cuidar la energía. Por eso es superimportante que respetes tus horarios y le des a tu cuerpo las hora de descanso necesarias para disfrutar del día.
Conversar con la familia y los amigos: hace unos meses la abuela me dijo que llevábamos ya 20 días sin almorzar juntos, que me extrañaba, que por favor dejara de trabajar tanto y fuera a verla. Yo solté una carcajada para “suavizar el drama” y le prometí que en dos día la recogía para salir a comer la cazuela de mariscos que le gusta, pero se me atravesó una reunión y no pude cumplirle la cita. No saben hoy, que no puedo ir a abrazarla, cuánto me arrepiento. Primero lo primero. Y lo primero es no dejar que se vaya la vida sin compartir con los seres amados.
Leer : no hay antídoto más poderoso contra el aburrimiento, el insomnio, la ansiedad y la tristeza, que la lectura. Aprovecha el silencio, la soledad y estas tardes grises, para devorarte esas historias que te esperan empolvadas en la biblioteca.
Cocinar : no sé ustedes pero lo que soy yo, descubrí que llevo un pastelero dentro. Hasta la fecha he cocinado tortas de zanahoria, banano, naranja y manzana con nueces. Esto de la cocina se ha convertido en todo un ritual: disponer los ingredientes, amasar y observar la magia del calor en el horno. Por minutos me olvido de todo. Le subo el volumen al parlante y mi única preocupación es que no se me queme la torta.
Si ustedes han desarrollado otro hábito que los haga sentir bien en la cuarentena, cuéntenmelo en los comentarios.