
Las vacaciones suelen venir acompañadas de una idea peligrosa: “ahora sí puedo parar del todo”. Y aunque descansar es necesario —y merecido—, abandonar por completo el movimiento puede hacer que regreses a la rutina con más cansancio, rigidez corporal y sensación de pesadez.
La buena noticia es que mantener un estilo de vida activo durante las vacaciones no significa entrenar más ni seguir horarios estrictos, sino aprender a moverte de forma más amable, flexible y consciente.
Cambia la idea de ejercicio por la de movimiento
Uno de los mayores bloqueos durante las vacaciones es creer que, si no entrenas como siempre, entonces no vale la pena moverte. Nada más lejos de la realidad. Caminar, nadar, estirarte al despertar o subir escaleras también cuentan.
El movimiento vacacional no busca rendimiento ni marcas personales. Busca activar el cuerpo, mejorar la circulación, liberar tensión y ayudarte a sentirte mejor durante el día. Cuando bajas la exigencia, desaparecen las excusas.
Aprovecha el entorno a tu favor
Las vacaciones suelen ofrecer algo que la rutina no: nuevos escenarios. Playa, montaña, campo, pueblos caminables o ciudades para recorrer a pie. Todo esto es una oportunidad perfecta para moverte sin darte cuenta.
Una caminata al amanecer, un paseo largo después de comer, nadar en el mar o simplemente explorar sin prisa son formas de ejercicio funcional que se integran al descanso. El cuerpo se activa y la mente también.
Rutinas cortas, pero constantes
No necesitas una hora completa ni equipamiento especial. En vacaciones, menos es más. Diez o quince minutos de movilidad, estiramientos o ejercicios básicos al día pueden marcar una gran diferencia en cómo te sientes.
Lo importante no es la duración, sino la regularidad. Moverte un poco cada día mantiene el cuerpo despierto, evita la rigidez y hace que regresar a la rutina sea mucho más fácil.
Viste para moverte, no para limitarte
La ropa que eliges influye más de lo que crees. Prendas cómodas, ligeras y versátiles invitan al movimiento espontáneo. Si te sientes cómodo, es más probable que camines más, que te estires, que digas “sí” a un plan activo.
Durante las vacaciones, apuesta por ropa y calzado que funcionen tanto para descansar como para moverte sin pensar demasiado. El bienestar también entra por la comodidad.
Escucha tu cuerpo (de verdad)
Vacaciones no es sinónimo de abandono, pero tampoco de exigencia. Algunos días tendrás más energía, otros menos, y ambos están bien. Mantener un estilo de vida activo también implica aprender a escuchar el cuerpo y respetar sus ritmos.
Moverte puede ser intenso o suave, largo o corto. Lo importante es no desconectarte por completo del cuerpo ni de sus necesidades.
Vuelve a la rutina sin culpa ni desgaste
Uno de los grandes beneficios de moverte durante las vacaciones es que el regreso no se siente tan abrupto. El cuerpo no “olvida” el movimiento, la mente no lo rechaza y el hábito se mantiene vivo, aunque haya cambiado de forma.
Mantenerte activo durante el descanso no te quita vacaciones: te ayuda a disfrutarlas mejor.
Moverte sin excusas no significa imponer disciplina en el descanso, sino integrar el movimiento como parte natural de tu día. Caminar más, estirarte, explorar, respirar mejor y sentir tu cuerpo presente.
Porque las vacaciones también pueden ser un espacio para cuidarte, reconectar contigo y volver renovado, no agotado.