¿Quién no ha tenido un sueño que lo ancla con fuerza al mundo?
Dinga Haines llevó al cine la inspiradora historia de un costarricense que mediante el trabajo duro y la fe inquebrantable llega a convertirse en uno de los mejores porteros del mundo.
Hombre de fe se nos presenta en pantalla como un relato cálido y noble sobre la vida de Keylor Navas, un amoroso niño que vive con su familia en Pérez Zeledón, región rural de Costa Rica y sueña con ser futbolista.
Haines logró recrear, en menos de doce meses, con sencillez, cercanía y poesía, los momentos más significativos de la historia de Keylor Navas: luchar contra su baja estatura con estrategia, obsesión, ilusión y buenos saltos, despedir a su padre que en vista de las escasas oportunidades se ve obligado a dejar su familia en medio de una noche lluviosa para buscar trabajo fuera del país, ser fichado para jugar con Saprissa donde ganó seis campeonatos nacionales y una copa Concacaf, el compromiso con Andrea, su integración al Albacete, después al Levante y por supuesto, su gloriosa llegada al Real Madrid.
El camino para Keylor Navas no fue fácil pero su devoción y plena confianza no solo en sus capacidades sino en los planes que Dios tenía para él, hicieron posible esta historia tejida a punta de talento, compromiso, esfuerzo, disciplina y mucha determinación, en la que la fortaleza mental y el estrecho vínculo con su familia fueron claves para trabajar por cada logro personal y deportivo.
“Creo que este proyecto a muchos de los involucrados nos enseñó a trabajar con fe. Como parte de la investigación fui a un estudio de Biblia. Creo que todos hemos tenido diferentes experiencias y acercamientos a nuestras creencias espirituales; en mi caso creo que el proceso fue enriquecedor. La fe se vive de muchas maneras: la fe muchas veces es confiar en que algo que uno quiere va a suceder, es confiar en Dios, confiar en que uno va por el camino correcto”. Comentó Dinga Haines en una entrevista La Nación.
Las escenas de esta película documental son acompañadas por las entrañables melodías de Zacarías de la Riva, guitarras a ritmos acompasados que se combinan con el canto de los pájaros y el chisporroteo de los ríos.
Hombre de fe nos inspira, nos inyecta una alta dosis de esperanza en medio de la tragedia que hoy enfrenta el mundo, nos recuerda esa necesidad tan humana de anclarnos a un sueño que le de sentido a la existencia pero sobre todo, nos reafirma que la disciplina, la tenacidad y la confianza en un uno mismo, pueden conducirnos hasta esa meta que pensamos tan lejana.
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